Cuando hablamos de apuestas deportivas, el fútbol suele ser el protagonista indiscutible. Le siguen de cerca deportes como el baloncesto, el tenis o las carreras de caballos. Sin embargo, hay un mundo poco explorado en el terreno de las apuestas: los deportes menos populares. Disciplina como el bádminton, el tenis de mesa, el snooker, el curling o incluso los dardos, pueden parecer exóticos para muchos apostadores, pero cada vez más personas se preguntan si realmente merece la pena poner el foco en estas alternativas. La respuesta no es tan simple como un sí o un no: depende de varios factores.
Menos popular no significa menos rentable
Uno de los principales argumentos a favor de apostar en deportes menos populares es que, precisamente por no estar en el centro de atención, las casas de apuestas no dedican tantos recursos a analizar estos mercados. Esto se traduce en que las cuotas pueden estar menos ajustadas que en los deportes mainstream, donde los algoritmos y los analistas humanos trabajan para ofrecer líneas muy precisas.
En los deportes minoritarios, un apostador bien informado puede tener ventaja. Por ejemplo, si eres un entusiasta del ciclismo en pista o del rugby a siete y sigues de cerca competiciones internacionales, es probable que detectes patrones o pronósticos con mayor antelación que las propias casas de apuestas.
Más difícil encontrar información
No obstante, apostar en deportes poco conocidos también tiene sus inconvenientes. Uno de ellos es el acceso a la información. Mientras que en el fútbol hay infinidad de webs, estadísticas, análisis, canales de YouTube y hasta podcasts dedicados a cada detalle, en los deportes más pequeños la información es escasa y, en muchos casos, desactualizada.
Esto significa que para hacer apuestas fundamentadas, tendrás que invertir más tiempo buscando fuentes fiables, entendiendo las reglas y, sobre todo, conociendo a los jugadores, entrenadores o equipos implicados. Es una inversión de tiempo que no todo el mundo está dispuesto a hacer, y que puede marcar la diferencia entre una apuesta bien fundamentada o un simple juego de azar.
Menor liquidez y limitaciones
Otro aspecto a considerar es la liquidez del mercado. En deportes menos populares, los volúmenes de apuestas son más bajos, lo que implica que las casas pueden limitar rápidamente a los jugadores que muestran cierta regularidad ganadora. Además, las cantidades que se pueden apostar suelen ser menores, lo que puede limitar el potencial de beneficio a medio o largo plazo.
También puede ocurrir que las cuotas cambien bruscamente ante una apuesta ligeramente elevada, precisamente por esa falta de liquidez. Esto es especialmente relevante para quienes practican apuestas de tipo profesional o buscan explotar diferencias de cuotas entre diferentes casas (arbitraje).
Una ventaja emocional: menos sesgo
Curiosamente, una de las grandes ventajas de apostar en deportes minoritarios es el desapego emocional. En deportes como el fútbol, es muy común que los aficionados apuesten por su equipo favorito, lo que a menudo nubla el juicio y conduce a decisiones poco objetivas.
En cambio, en un partido de hockey sobre hielo de la liga finlandesa o en una competición de curling, es muy probable que el apostador no tenga vínculos emocionales. Esto facilita una toma de decisiones más racional y centrada en los datos, lo que puede ser una ventaja considerable para quienes buscan mejorar su rendimiento a largo plazo.
Ideal para nichos especializados
Para quienes disfrutan explorando nichos, los deportes menos populares representan un terreno fértil. Hay apostadores que han hecho del esquí alpino, el waterpolo o incluso los eSports minoritarios su especialidad, obteniendo buenos resultados gracias a su conocimiento profundo de disciplinas que pocos entienden.
Además, muchas casas de apuestas están ampliando sus mercados y ofreciendo cobertura en directo de este tipo de deportes, lo que permite incluso estrategias como el live betting, muy útiles cuando se conoce bien el ritmo del juego.
¿Vale la pena apostar en deportes menos populares? Sí, pero no para todo el mundo. Si lo que buscas es entretenimiento ocasional, quizá prefieras seguir apostando en el fútbol o el tenis. Pero si eres una persona meticulosa, con ganas de aprender y explorar nuevos territorios, los deportes minoritarios pueden ofrecerte grandes oportunidades.
Eso sí, como en cualquier tipo de apuesta, la clave está en la información, la disciplina y la gestión del riesgo. Porque al final, el verdadero valor no está en qué deporte se apuesta, sino en cómo se apuesta.